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sexta-feira, 22 de julho de 2011

EL UNICO MEDIO PARA APLACAR LA JUSTICIA DIVINA ES LA ORACION Y PENITENCIA. SOR ELENA AIELLO. Sor Elena Aiello

 
Dando un salto hacia adelante a los años 50, encontramos allí las dramáticas revelaciones celestiales a Sor Elena Aiello. Esta notable monja vivió en Italia de 1895 a 1961; sus revelaciones gozan de la total aprobación de la Iglesia.
Ella era una víctima espiritual, una estigmatizada que sufrió los sangrientos sufrimientos de la Pasión de Nuestro Señor los viernes de Cuaresma desde 1923 hasta su muerte en 1961. De hecho a su muerte, L’Osservatore Romano (el periódico oficial del Vaticano) publicó un hermoso tributo en su honor.
Un eminente estudioso de las escrituras en Roma llamado Mons. Francesco Spadafora escribió un libro sobre ella que contenía nada menos que el más alto tributo a ella y a sus revelaciones.  Esas revelaciones son de las más estremecedoras de los tiempos modernos. Confirman el Mensaje de Fátima, y son una reafirmación de la constante llamada celestial a la reparación y la advertencia del castigo.
Les presento solamente un mensaje, el del 8 de diciembre de 1956:
“Entonces se me apareció la Madona, triste y derramando lágrimas. Ella dijo: “La gente ofende demasiado a Dios…”
Nuestra Señora dijo entonces:
“Este gran manto que ves es la expresión de mi misericordia para cubrir a los pecadores y para salvarlos. Los hombres, en cambio, se cubren de más suciedad aún, y no quieren confesar sus faltas reales. Por tanto, ¡la justicia de Dios pasará sobre el mundo pecador para purificar la humanidad de los muchos pecados cometidos abiertamente, y en oculto, especialmente aquellos que corrompen la juventud!
“Con el fin de salvar las almas, deseo que sea propagada en el mundo la consagración al Inmaculado Corazón de María, intercesora de los hombres devotos de la Misericordia de Dios, y de la Reina del Universo.
“El mundo será atribulado una vez más con una gran calamidad; con revoluciones sangrientas; con grandes terremotos, con hambre, con epidemias, con horribles huracanes y con inundaciones de ríos y mares. Pero si el hombre no retorna a Dios, fuego purificador caerá de los cielos, como tormentas de nieve, sobre todas las personas y una gran parte de la humanidad será destruida.
“Los hombres no hablan más según el verdadero espíritu del Evangelio. La inmoralidad de esta época ha llegado a su culmen. Pero los hombres no escuchan mis advertencias maternales, de modo que pronto debe ser purificado el mundo.
“Rusia invadirá todas las naciones de Europa, particularmente Italia, e izará su bandera sobre la cúpula de San Pedro. Italia será puesta a prueba por una gran revolución, y Roma será purificada con sangre por sus muchos pecados, especialmente los de impureza. El rebaño está por ser dispersado y el Papa debe sufrir mucho.
“El único medio válido para aplacar la Justicia Divina es la oración y penitencia, volviendo a Dios con dolor sincero por las faltas cometidas, y entonces el castigo de la Justicia Divina será mitigado por la misericordia. La humanidad nunca encontrará paz si no retorna a mi Corazón Inmaculado como Madre de Misericordia, e intercesora de los hombres; y al Corazón de mi Hijo Jesús”.3
Vemos que Dios no cambia de parecer en relación a la gravedad del pecado, de la necesidad de reparación, y del castigo por el pecado si no se hace reparación.

http://www.fatima.org/span/crusader/cr84/cr84pg28.asp

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