Tu Inmaculado Corazon Reinara finalmente.
La Virgen Santisima los Bendiga a todos ustedes mis amigos, nos ampare a todos bajo su manto y ruege por nos ante el Trono del Señor.
Viva Cristo Rey y maria Reina.
Historia de la devoción al Inmaculado Corazón de María
Tres pastores de Portugal llamaron la atención declarando que la Virgen María se les presentó dejando mensajes que luego serían dados a conocer al mundo entero de boca de Sor Lucía, estas presentaciones de la Virgen fueron en seis oportunidades.
En diciembre del año 1925 la Virgen Santísima se le apareció a Lucía Martos, vidente de Fátima, y le prometió asistir a la hora de la muerte, con las gracias necesarias para la salvación, a todos aquellos que en los primeros sábados de cinco meses consecutivos, se confesasen, recibieran la Sagrada Comunión, rezasen una tercera parte del Rosario, con la intención de darle reparación.
En la tercera aparición de Fátima, la Virgen le dijo a Lucía:
Nuestro Señor quiere que se establezca en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado. Si se hace lo que te digo se salvarán muchas almas y habrá paz; terminará la guerra… Quiero que se consagre el mundo a mi Corazón Inmaculado y que en reparación se comulgue el primer sábado de cada mes… Si se cumplen mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz… Al final triunfará mi Corazón Inmaculado y la humanidad disfrutará de una era de paz.
La pequeña Jacinta presentía que llegaría su final en el mundo y, en una conversación con Lucia, ella, que apenas contaba con diez años, dijo a Lucía:
A mí me queda poco tiempo para ir al Cielo, pero tú te vas a quedar aquí abajo para dar a conocer al mundo que nuestro Señor desea que se establezca en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado de María. Diles a todos que pidan esta gracia por medio de ella y que el Corazón de Jesús desea ser venerado juntamente con el Corazón de su Madre. Insísteles en que pidan la paz por medio del Inmaculado Corazón de María, pues el Señor ha puesto en sus manos la paz del mundo.
Consagración del mundo e institución de la fiesta
Consagración
El 31 de octubre de 1942 cuando estaba en pleno auge la II Guerra Mundial, el Papa Pío XII, al clausurarse la solemne celebración en honor de las Apariciones de Fátima, conforme al mensaje de éstas, consagró el mundo al Inmaculado Corazón de María.
Ante tu trono nos postramos suplicantes, seguros de alcanzar misericordia, de recibir gracias y el auxilio oportuno… Obtén paz y libertad completa a la Iglesia santa de Dios; detén el diluvio del neopaganismo; fomenta en los fieles el amor a la pureza, la práctica de la vida cristiana y del celo apostólico, para que los que sirven a Dios aumenten en mérito y número.
San Juan Eudes fue quien promovió la celebración litúrgica del Inmaculado Corazón de María, pues los Papas León XIII y Pío X son quienes le dan el nombre a éste santo de padre, doctor y primer apóstol de la devoción, en especial al culto litúrgico de a los Sagrados Corazones de Jesús y María. Este santo consagró de manera particular a los religiosos de su congregación.
La fiesta del Corazón de María se celebró de manera pública y por primera vez en la historia el 8 de febrero de 1648 en la Catedral de la ciudad de Autun : la misa y los oficios fueron compuestos por Juan Eudes y aprobados por el obispo diocesano. Varios obispos de Francia aprobaron los textos litúrgicos pero los Jansenistas estaban en completo desacuerdo.
Para el año 1668, el día 2 de junio la fiesta y también los textos litúrgicos tuvieron la aprobación del cardenal legado para Francia, aunque al año siguiente se pidió a Roma la ratificación, pero la Congregación de Ritos dio una respuesta negativa.
En diferentes ocasiones se pidió a la santa Sede la aprobación de la fiesta, una de ellas fue hecha como petición formal por el padre jesuita Gallifet en el 1726, ésta causa fue tratada por Prospero Lambertini. La congregación de Ritos llegó a responder por primera vez en 1727 con un non proposita, pues presentaba dificultades doctrinales. Luego de esta respuesta, Gallifet sin perder esperanzas vuelve a enviar la petición, pero para ésta ocasión la respuesta fue oficialmente tajante y negativa, era el 30 de julio de 1729.
Siendo Papa Pío IX, en 1855, la Congregación de Ritos aprobó para la celebración del Corazón purísimo de María nuevos textos para la misa y el oficio, utilizando algunas partes de los de san Juan Eudes. En 1914, con ocasión de la reforma del misal romano, la fiesta del Corazón de María fue trasladada del cuerpo del misal a un apéndice del mismo, entre las fiestas pro aliquibus locis.
Hubo muchas peticiones para que esta fiesta se extendiera a toda la Iglesia, en especial las peticiones de los Claretianos por su celo amoroso.
El 31 de octubre de 1942 y luego, de manera solemne, el 8 de diciembre en la basílica vaticana, cumpliéndose el 25 aniversario de las apariciones de Fátima, Pío XII consagró la iglesia y el género humano al Inmaculado Corazón de María.
El 4 de marzo de 1944, con el decreto Cultus liturgicus, el Santo Padre extendió a toda la iglesia latina la fiesta litúrgica del Inmaculado Corazón de María, y asigno como día propio el 22 de agosto que es la octava de la Asunción y elevándola a rito doble de segunda clase.
ORACIÓN EN HONOR AL
INMACULADO CORAZÓN DE MARIA
1. Amabilísimo Corazón de María, que ardéis continuamente en vivas llamas de amor divino; por él os suplico, Madre mía amorosísima, abraséis mi tibio corazón en ese divino fuego en que estáis toda inflamada. Avemaría y Gloria.
2. Purísimo Corazón de María, de quien brota la hermosa azucena de virginal pureza. Por ella os pido, Madre mía inmaculada, purifiquéis mi impuro corazón, infundiendo en él la pureza y castidad. Avemaría y Gloria.
3. Afligidísimo Corazón de María, traspasado con la espada de dolor por la pasión y muerte de vuestro querido Hijo Jesús, y por las ofensas que de continuo se hacen a su Divina Majestad; dignaos, Madre mía dolorida, penetrar mi duro corazón con un vivo dolor de mis pecados y con el más amargo sentimiento de los ultrajes e injurias que está recibiendo de los pecadores el Divino Corazón de mi adorable Redentor. Avemaría y Gloria.
Consagrarse a María significa ponernos en sus manos, a su servicio y disposición. Y Ella nos guiará hacia Jesús. Consagrarnos a Ella significa dejarse llevar sin condiciones, sabiendo que Ella conoce mejor el camino y que podemos dormir tranquilos en sus brazos de madre. Consagrarse a María significa vivir permanentemente en su Inmaculado Corazón, dentro del Corazón divino de Jesús. Es dejar que Ella actúe por medio de nosotros. Es como prestarle nuestra lengua para que hable por nosotros y nuestro corazón para que ame a los demás por nuestro medio. En una palabra, es vivir en unión total con María para que podamos llegar a decir: Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí por medio de María. Por eso, un consagrado a María debe confiar plenamente en Ella y dejarse llevar por Ella sin condiciones.
Padre Ángel Peña, O.A.R.
Consagrarse a María significa ponernos en sus manos, a su servicio y disposición. Y Ella nos guiará hacia Jesús. Consagrarnos a Ella significa dejarse llevar sin condiciones, sabiendo que Ella conoce mejor el camino y que podemos dormir tranquilos en sus brazos de madre. Consagrarse a María significa vivir permanentemente en su Inmaculado Corazón, dentro del Corazón divino de Jesús. Es dejar que Ella actúe por medio de nosotros. Es como prestarle nuestra lengua para que hable por nosotros y nuestro corazón para que ame a los demás por nuestro medio. En una palabra, es vivir en unión total con María para que podamos llegar a decir: Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí por medio de María. Por eso, un consagrado a María debe confiar plenamente en Ella y dejarse llevar por Ella sin condiciones.
Padre Ángel Peña, O.A.R.
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