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sexta-feira, 13 de maio de 2016

Padre, la Santísima Virgen está muy triste, porque nadie hace caso a su Mensaje, ni los buenos ni los malos.


"NADIE HACE CASO A SU MENSAJE"

«Padre, la Santísima Virgen está muy triste, porque nadie hace caso a su Mensaje, ni los buenos ni los malos. Los buenos, porque prosiguen su camino de bondad; pero sin hacer caso a este mensaje. Los malos, porque no viendo el castigo de Dios, actualmente sobre ellos, a causa de sus pecados, prosiguen su camino de maldad, sin hacer caso a este Mensaje.»
«Dígales, Padre, que la Santísima Virgen repetidas veces, tanto a mis primos Francisco y Jacinta, como a mí, nos dijo, que muchas naciones de la tierra desaparecerán sobre la faz de la misma, que Rusia sería el instrumento del castigo del Cielo para todo el mundo, si antes no alcanzábamos la conversión de esa pobrecita Nación.» …
«Padre, el demonio está librando una batalla decisiva contra la Virgen; y como sabe qué es lo que más ofende a Dios y lo que, en menos tiempo, le hará ganar mayor número de almas, está tratando de ganar a las almas consagradas a Dios, ya que de esta manera también deja el campo de las almas desamparado, y (el demonio) más fácilmente se apodera de ellas.»
«Dígales también, Padre, que mis primos Francisco y Jacinta se sacrificaron porque vieron siempre a la Santísima Virgen muy triste en todas sus apariciones. Nunca se sonrió con nosotros, y esa tristeza y angustia que notábamos en la Santísima Virgen, a causa de las ofensas a Dios y de los castigos que amenazaban a los pecadores, nos llegaban al alma; y no sabíamos qué idear para encontrar en nuestra imaginación infantil medios para hacer oración y sacrificio. … Lo segundo que santificó a los niños fue la visión del infierno.» …
«Por esto Padre no es mi misión indicarle al mundo los castigos materiales que ciertamente vendrán sobre la tierra, si el mundo antes no hace oración y penitencia, no. Mi misión es indicarles a todos el inminente peligro en que estamos de perder para siempre nuestra alma si seguimos aferrados al pecado.»
«Dos son los medios para salvar al mundo – me decía Sor Lucía de Jesús–, la oración y el sacrificio… Y luego, el Santo Rosario. Mire Padre, la Santísima Virgen, en estos Últimos Tiempos en que estamos viviendo, ha dado una nueva eficacia al rezo del Santo Rosario. De tal manera que ahora no hay problema, por más difícil que sea, sea temporal o sobre todo espiritual, que se refiera a la vida personal de cada uno de nosotros; o a la vida de nuestras familias, sean familias del mundo o Comunidades Religiosas; o la vida de los pueblos y naciones.»
«Y luego, la devoción al Corazón Inmaculado de María, Santísima Madre, poniéndonosla como sede de la clemencia, de la bondad y el perdón; y como puerta segura para entrar al cielo.»
Sor Lucía de Jesús, el día 26 de diciembre de 1957, al Padre Agustín Fuentes, sacerdote Vicepostulador en las causas de beatificación de Francisco y Jacinta.

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